Cuando todo sucumbe,
Cuando negras, aladas desgracias
Sobre mi se ciernen
Cuando el Mal acecha
Y rompe y rasga el alma
Cuando riadas de bestias feroces
Muerden y se ceban en mi carne
Cuando el sol sangra oscuridad
Y todo es desgracia, dolor y llanto
Cuando los diablos más infames
Me toman y con mis latidos se recrean
Cuando nada es ya posible.
En un cáliz delicioso,
Hecho de carne y espíritu
Tu bondad sin pretensiones
Resplandece
Es entonces cuando tu inmenso
Y puro corazón
Deviene bálsamo precioso
Y mis estúpidas heridas restañas.
Nunca te cansas,
Siempre hay consuelo en ti
Para este débil esclavo del pecado.
Ángel del bien, no me abandones.
Muchas veces pienso que Dios
Te ha puesto a mi lado
Para que cuides de mí
Infeliz desdichado.
Si mil veces he tropezado
Mil veces con suaves caricias me has
levantado.
Perdóname, perdóname, perdóname
Y no me dejes.
Tú eres medicina y curación,
Que nunca te deje Dios que te inspira y te
ama.
Reza por mi y no me dejes caer
En el abismo de las tinieblas.
El Diablo existe,
Los ángeles como tu también
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