También piensas en las personas que ya no están aquí, entre nosotros, pero están en nuestro pensamiento y en nuestro corazón y nunca se olvidan y tienes melancolía. Ya hace un año que perdió la vida, el 22 de diciembre.
Mi abuela aún está viva y me gustaría que estuviera más contenta y no fuera tan gruñona, aunque a su edad, 88 años, uno ya está harto, pero que tuviera más paciencia con mi madre y con toda la familia.
Y para acabar quiero desear a mis amigos y enemigos que tengan una feliz navidad y que su corazón se ablande un poquito para dar una porción de felicidad a la gente y en general a la familia.
R.E.
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