El valor de la fidelidad

Érase un pescador que bajaba de la montaña a la bahía a pescar y vender o hacer trueque con el fruto de su pesca; dejando en la montaña a su holgazana esposa que no se cuidaba del jardín ni de la huerta.

Una vez, a la vuelta de la bahía la encontró yaciendo con su antiguo novio y el pescador exclamó: "Sois como lagartos". Y en lagartos se convirtieron, escapándose rápidamente por la puerta de la cabaña.

Se tumbó apesadumbrado en su hamaca, pues en el fondo la quería. Y en eso que oye un ruido en la ventana.

"Bah", se dijo, "es un águila pescadora". Estaba adormeciéndose ya, cuando notó una mano tocar su hombro y se despertó desconcertado porque estaba viendo a su pareja de juventud;s u primera novia a la que perdió buceando, pescando ostras de perlas. "¿Qué haces tu aquí, preguntó?" Ella contestó: "El dios de La Bahía sabía lo que te pasaría y por eso estoy aquí para pescar para ti el resto de nuestros días.

Y él cuidaba del jardín y el huertecillo mientras ella pescaba y tuvieron cinco churumbeles a cual mas listo y trabajador y sus vidas transcurrieron felizmente para todos.

J.A.F.